Yo ya me había hecho a la idea
de convivir sosegadamente con lo mediocre, siempre que no escociera.
De renunciar a ideales disparatados
y conformarme con lo que dispusiera el azar. Sin complicaciones.
Me había acostumbrado
a colgar antes de tiempo. A escribir de mala gana y abrazar con poco anhelo.
A dormir en ciertas camas de mutuo acuerdo
(sin mucho interés, confieso)
Yo era un haz de ramas muertas
que el viento agitaba a su antojo.
Un papel en blanco con algunos garabatos, un coche en punto muerto.
Un cuerpo de trapo con las costuras por fuera y dos botones a modo de ojos.
No esperaba nada, ni esperaba a nadie.
Pero entonces,
m e b e s ó.
Ana Elena Pena
("Antídotos contra la belleza")- plaquette en proceso
1 comentario:
Será que las revelaciones de los cuerpos sean la rebelión del espíritu o nunca perdemos la esperanza de de ese chispazo entre unos labios y los propios.
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