viernes, octubre 19, 2007

¿a quién ama ana elena pena?

Es lo único que no revelo en esta entrevista realizada por Javier Reguera para su blog:
Javier Reguera:
"¿A quién ama ana elena pena? Lo prometido es deuda. Y Ana Elena Pena, de la que ya hemos escrito en otro post, ha tenido la gentileza de hacer una entrevista para Así se fundó Carnaby Street, una entrevista llena de matices e intereses. Una mujer fascinante. Pasen y lean.
J.R.- Comienzas tu blog, en 2004, con un post que me parece que abre tu universo creativo. Hablas en él de las perversiones del cuento infantil, de lo que esconden tras su apariencia pueril. En tu obra expones precisamente lo que los cuentos infantiles ocultan. ¿Es el arte de Ana Elena Pena inocente? Ya sea en pintura, fotografía, en cualquiera de las actividades que realizas, sacas a la luz el inconsciente de todas esas narraciones.
Sobre los mensajes inconscientes de los cuentos de hadas y su psicoanálisis, ya hablaron Bruno Bettleheim y Jung, y me parecieron interesantes algunos apuntes al respecto. Siempre me han gustado los cuentos de hadas clásicos, los cuentos de Perrault, los Hermanos Grimm, con sus detalles cruentos. Son como historias de terror que acaban bien. Bueno, si a casarte con un príncipe es a todo lo que aspiras. Nunca me ha gustado el papel de heroína pasiva, que gracias a su belleza y bondad recibe como premio beso, pollón y dote.

Lo mío con Caperucita viene de atrás... Mi madre me vestía así en Carnavales, con Caperuza roja, delantal y trenzas rubias de lana. Pasaban los años, yo crecía pero me seguía vistiendo igual, le sacaba un poco de bajo al vestido y ya. A lo tonto durante cuatro años o así le duró el invento, hasta que me cansé. Además, el lobo siempre había sido mi animal preferido, no entendía por qué le daban siempre el papel de malote.

J.r- En alguna parte de tu blog se puede leer: "Existe un estrecho vínculo entre violencia y erotismo, entre la sexualidad y la muerte (Eros y Tánatos), entre el placer y el dolor y entre nutrición y sexualidad, que muchos artistas, poetas, escritores y filósofos como Georges Bataille y Baudelaire, en un modo más trágico, se han esforzado en resaltar". Me da la sensación de que tu obra aborda estas cuestiones con un humor especial, transgresor. Descoloca.

Para mí el humor es algo vital, imprescindible para la supervivencia en este mundo loco. Es una obligación moral autoimpuesta. Y yo lo vivo todo con mucha risa-maria-luisa. Soy miedosa, tengo depresiones cíclicas y crisis de ansiedad con relativa frecuencia, por lo que mi trabajo es esencial para mantener una higiene mental óptima, para salvaguardar mi estabilidad emocional. Necesito desdramatizar el lado oscuro de la vida para no acabar volviéndome loca (del todo).

J.r.- ¿Es la transgresión una forma de arte en sí mismo? Hay toda una tradición en ese sentido y la historia del arte está llena de ejemplos.
Es muy fácil transgredir, en cuanto que tienes el conocimiento de las normas y las convenciones, pero lo que hay que preguntarse es ¿para qué? En otras palabras, qué es lo que nos motiva a hacerlo. Yo no me considero una persona transgresora en el aspecto más amplio de la palabra, puedo ser muy conservadora con según qué cosas, y procuro llevar una vida ordenada (no disoluta, es decir, porque desordenada soy, y mucho).a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirFNy1XrCAe46GLS_rjrT_VwbMJu181HRzjUdq1u4_FpEiPdfacoxKyVv2sTxdpCApmqphyNGYDXfY9Uqyh1AJw6lPAsyOkGb_An_rzwSvfgKMCtyPmDXEQjxQYQo8RcBBQ5Fhmg/s1600-h/isabelbarbuda.jpg">

No tengo demasiado interés en ser tachada de “transgresora”, porque además, eso implica que se hagan una idea equivocada de tí, que den por hecho que eres una persona rebelde y conflictiva, con mal carácter, abanderada de las libertades (que muchos confunden con libertinaje) cuando no es para nada mi caso. Soy una persona muy tranquila, sobre todo en el sentido de que no me gusta molestar. Y me gusta rodearme de gente conservadora, me hace tener los pies en el suelo, porque el mundo de la noche, el cabaret. ....En fin, ya sabes lo que hay, es una auténtica locura. Pero me encanta. Estoy llena de contradicciones, en definitiva.

- Acudes en ocasiones a la antropología para explicar partes de tu obra. Al menos para darle un sentido, si se quiere decir así, que pueda entenderse de un modo más universal. Tu fotografía y serie Mi primera menstruación parte de esa premisa. Visualmente es impactante. ¿Cómo abordaste esa fotografía?

La sangre siempre ha tenido un simbolismo muy rico. Se la ha asociado con la enfermedad, la fecundidad, la muerte, el sexo, la resurrección. Y la menstruación, dependiendo de las diferentes culturas, ha adquirido diferentes significados. Se creía, por ejemplo, que impedía el crecimiento de las plantas y contaminaba las aguas, y a la mujer se la apartaba de la tribu durante esos días porque se la consideraba impura. Hay todo un tabú en torno a la menstruación. Quizá ahora no tanto, porque no está tan presente la cultura cristiana con la que hemos crecido muchos de nosotros. Yo me sentí realmente sucia, avergonzada, cuando la tuve, y no quería que nadie lo supiera. Ya ves qué tontería, pero era como aceptar que ya no eras una niña, era como llevar un letrero que dijera “¡¡ey!! Miradme Ya soy una mujer, tengo pechos y puedo quedarme embarazada y ser deseable a los ojos de los hombres, ya puede venir el lobo y hacer de mí lo que quiera!”. Y claro, después de haber visto “Carrie”, el miedo se apoderó de mí más todavía. ¡¡Se avecinaba una catástrofe!!

- Pintura, diseño de muñecas, happennings, teatro burlesco, cabaret, música, fotografía, cómic. Eres una artista que diversifica su acción, pensamiento y creatividad. Raro en estos tiempos en que cualquier creador suele especializarse ¿No es un poco desquiciante abordar tal cantidad de disciplinas?
Lo desquiciante sería no hacer nada, o tener que limitarme a una sóla cosa. En ese sentido soy hiperactiva, y me sirvo de las diferentes disciplinas cuando no puedo expresar lo que quiero con otra, cuando encuentro que tengo algún hándicap. Por ejemplo, no tengo una técnica pictórica muy depurada, no soy ningún portento a los pinceles, por lo que a veces llego a la conclusión de que determinada idea, o imagen, resultaría más potente representándola en fotografía que con pintura. Me utilizo a mí misma de modelo porque soy la persona que tengo más cerca, y que mejor trabaja bajo mis órdenes…,jajaja . Pero hay fotos que no me puedo echar yo misma, así que generalmente cuento con algún amigo fotógrafo (Samuel Domingo). Pintar y dibujar me relaja, pero hay veces que no tengo tiempo. Soy muy lenta y me impaciento con facilidad por ver el resultado.
La fotografía me gusta porque es rápida, es algo en lo que ves el resultado casi de manera instantánea, aunque siempre requiere una preparación..., el vestuario, la localización, los detalles, etc. Y establece una relación muy directa e íntima con el observador.

El cabaret es otra cosa diferente, es una manera de quemar energías, y de contar las cosas con canciones. Lo hago para divertirme, para viajar, conocer gente, compartir e intercambiar ideas. Lo malo es cuando tienes un mal día, y no quieres actuar, pero claro, tienes un compromiso, y debes salir a escena, pero no te apetece, y lo peor, ¡se te nota! Pero bueno, son cosas que pasan. Tengo un estado de ánimo voluble y nunca sé lo que puede suceder una hora antes de lanzarme al ruedo, pero intento no salir corriendo a la primera de cambio y animarme sobre la marcha.

PARA CONTINUAR LEYENDO LA ENTREVISTA CLICK AQUÍ:
http://carnabys.blogspot.com/2007/10/quien-ama-ana-elena-pena-entrevista.html

martes, octubre 16, 2007

Delito y fabulación

DELITO Y FABULACIÓN EN EL ARTE DE ANA ELENA PENA

(un artículo de Javier Reguera)

Los posibles métodos con que nos enfrentamos a la vida diaria casi siempre nos exige simplificar nuestra terminología en pares de contrarios, dicotomías, incluso maniqueísmos que favorezcan una visión de las cosas del mundo tranquilizadora y excluyente. Es, si acaso, una necesidad para aliviar el acontecer social. Sólo el arte podría congeniar dos conceptos opuestos, transmitirlos bajo una misma envolutura estética. De ello hay pruebas más que sobradas en su historia. No hace falta remontarse a la lejanía para esgrimir que lo que el arte ha tratado de experimentar a través de sus auditorios potenciales son las reacciones de una emoción ante los objetos, telas y materiales que produce, a veces como el escrutinio de paradojas que infringen en los ojos de quien mira una punzada insostenible. Ana Elena Pena, artista instalada en Valencia, pertenece a aquella estirpe de creadores que no se resignan a itinerar por lugares comunes, más bien se adentra entre los pliegues de lo social para dilucidar lo que aún no ha sido presenciado, o habría que decir reprimido, oscurecido por la norma.

La sexualidad y sus tabués, el erotismo que acuerda con la muerte una explanada habitable, el humor ante los cataclismos de la violencia y lo siniestro, la sangre y la inocencia, todo ello materializa un lado de la obra de Ana Elena Pena que hace asequible al auditorio su estado de rebeldía contra lo obvio, donde la perversión es un juego para el arte y el arte no podría conformarse con dibujarlo. Pero no imaginemos definiciones: más allá hay otras palabras. Perversión es, en este sentido, transformar hasta extraer de lo evidente, tras el subsuelo, aquella parte del cuento que había sido explicada con una metáfora, en la simbología; aquello en lo que no pensamos porque se nos ha prohibido decir. De ahí quizas que no haya querido limitarse a una solo opción: su arte abarca pintura, cómic, diseño, cabaret-teatro, música, espectáculo y todo aquello que pueda clavar en el corazón un sentimiento distinto. De ahí también que sus temas se sustenten en el levantamiento del tabú, en las macabras intenciones que cimentan las fábulas infantiles, en el sadismo de los cuentos de hadas y la subversión de los patronos femeninos correctamente delimitados por las industrias culturales al uso.




Ana Elena Pena ha elegido recorrer los trasfondos de un mundo que no soportamos porque habla de nosotros mismos sin censuras. Supone un golpe a la conciencia, y en ella se ha de esperar, tras la sacudida, que el propio arte recupere su función de rebelarse contra los significados, contra el diccionario. Si el tabú supone una forma de control social, su obra rebasa el umbral por el que cualquier expresión del tabú puede encontrar una manifestación en el arte.

El delito de Ana Elena Pena es poetizar materia tan delicada. Pero su poética no busca la belleza canónica, tal como la evidenciamos en los modelos de consumo o las vallas publicitarias. Concilia lo siniestro y lo bello, patrón que ha pervivido como subcultura y ha tomado características diferentes en lo bizarro, la estética gótica, la fotogenia alternativa de las modelos cyber-pinup, el movimiento Pánico y su fijación en las ilustraciones de Roland Topor, el freak-out que Frank Zappa trasladó a la cultura del rock, el grand guignol que evoluciona hasta el cine-gore contemporáneo, la cinefagia underground de John Waters, y, como ya quedó dicho, el cuento infantil tradicional y sus escaramuzas para narrar veladamente el sadismo y la violencia. De todo ello hay en la obra gráfica de Ana Elena Pena. Su cómic de 1997-1998 ¿A quién ama Eggy Crash? [incluido en su fanzine homónimo] remite al Marqués de Sade, a las fabulaciones recopiladas por los Hermanos Grimm y a los cuentos de Perrault, mientras que My Sweet Cinderella, cómic que lleva a cabo una lectura paródica del cuento de La Cenicienta, exterioriza los aspectos sexuales reprimidos por el lenguaje de esa misma tradición. En la colección de muñecas barbie, Sweets and needles, le da la vuelta a la iconografía femenina y su tipología clásica, donde el fetichismo y la sexualidad son utilizados como elemento de transgresión. Con la pintura se explaya en una visión de la religión que funde el martirio y la simbología sexual. En fotografía y series tan arriesgadas como Recuerdo de mi primera menstruación exige del espectador una complicidad difícilmente asumible si no es por mediación de la ironía y el humor.

Esa ironía la desarrollará con mayor detenimiento en aquel otro lado de su actividad artística que se regocija en músicas variadas y tablados de café-teatro. Pues Ana Elena Pena, como cantante, compositora y cabaretera bautizada bajo el pseudónimo de Cenicienta Superstar o Sissy Felatriz, traduce algunos detalles descritos en su obra gráfica a las bambalinas de un espectáculo vibrante, igual de transgresor. No sólo eso. Suma el escenario donde da paso a un personaje irreverente que se atreve con cualquier genéro. Bajo los focos se resarce en sarcasmos y lecturas copleras barnizadas por el pop electrónico, canciones llenas de candor y humorismos que va desplegando a partir de su propia figura, en la parodia y el burlesque, en el atuendo y sus gestos.

En esta faceta, se hace rodear de músicos procedentes del electro-pop como Rúdiguer y Juli Mekánika, pero sobre todo se arrima al público con la complicidad de quien ha decidido pervivir en fabulaciones más verosímiles.

martes, octubre 09, 2007

Me siento guapa

Mi número musical favorito de West Side Story
I FEEL PRETTY

sábado, octubre 06, 2007

Burlesque cañí

Junio 2007
no quedan días de verano

Emulando a la torpe pero Gracita Morales en la fiesta petarda de "Mamá quiero ser artista"
Claro que para ello, tuve que matar a la primera vedette, Yogurinha:



Y burlesque grotesque (festival BEM.marzo)


Reguetón ensalada de pepino y My baby just cares... (con un espontáneo
desequilibrado incluido)en junio (delirio)

miércoles, octubre 03, 2007

Tengo un secreto




Y muchas de vosotras sin saberlo lo sabeis, y lo compartimos mientras vivimos felices y comemos perdices.




No hay muchas ganas de actualizar estos días...lo confieso.
Estoy en uno de esos ciclos (mentales) raros.
Preparo nueva exposición para noviembre, de pintura y dibujo. Se informará más adelante.