miércoles, agosto 30, 2006

Por qué nos gustan las mujeres

Extracto de "SOBRE LA INTIMIDAD"--- Mircea Cartarescu

"Mi cuerpo está profundamente ligado al cuerpo de mi mujer. Tengo en realidad dos cuerpos, y de hecho es mi vida entera la que es doble. Aunque careciera de cerebro, como un animal de laboratorio, mi cuerpo seguiría estando enamorado del cuerpo de mi mujer.
Mi necesitad de intimidad sexual con el ser con el que vivo va mucho más allá de la vida sexual. Algunos se asustan de vivir en pareja justamente a causa de la perspectiva de ver al otro en las situaciones más sórdidas. Pero para mí, el amor se alimenta precisamente de eso. Me gusta ir de compras con ella, beber café con ella, mirarla en la bañera, o charlar sobre ovnis.

Me gusta mirar cómo come o cómo tiende la ropa. Cuando hacemos el amor, nuestra intimidad es lo más precioso, y nuestro placer depende totalmente de ella. En realidad hacen el amor dos cuerpos que se conocen infinitamente y que, no obstante, no se sacian nunca de redescubrirse. Se lo que hará en todo momento, y a pesar de eso cada vez me vuelve a sorprender.
Cuanto mejor conozco su piel, su cutis, sus gestos, sus palabras, tanto más intensa y desesperada es mi curiosidad. Mi intimidad con mi otro cuerpo es permanente, cuando duermo se también en sueños que está junto a mí, pero en las horas de amor físico la intimidad se hace total. Es entonces cuando no distingo la mirada del roce, la ternura de la violencia, la felicidad del sufrimiento. Sólo la quiero a ella porque sólo a ella la conozco.
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Por ella todo se hace erótico, y todo, por muy ramplón o impertinente que sea, está al amparo de la vulgaridad. (…) . Recuerdo un chiste idiota de cuando era niño, que definía a la mujer como “algo de lo que te ocupas cuando haces el amor”. Pero sin intimidad real, tanto la mujer como el hombre son literalmente eso: una especie de barras en las que realizas un ejercicio de gimnasia.
Puede ser algunas veces entretenido, como el balanceo en una mecedora, pero, desde mi punto de vista, es una manera primitiva, estúpida, insatisfactoria, de realizar el sexo. De hecho, llegas a la verdad de la madurez sexual sólo cuando empiezas a vivir un extraño solipsismo a dos que te hace decir: en todo el universo no existen más que dos seres que hacen de verdad el amor, mi amada y yo."


("Por qué nos gustan las mujeres"- Mircea Cartarescu- Editorial Funambulista.
Ilustración de Will Cotton

1 comentario:

Anónimo dijo...

estoy de acuerdo con lo de los ejercicios de funambulista... sí, sí, todo muy cierto.

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