domingo, noviembre 13, 2005

La mujer burbuja


La violaron repetidas veces, no recuerda cuantas, 10? 20? 30?, quizá 40, a la séptima perdió la cuenta.
Al llegar a casa lo primero que hizo fue ducharse para eliminar el olor a sexo que le hacía sentirse tan sucia. Y no se duchó una, sino 10, 20, 30, ó 40, a la séptima perdió la cuenta..., y también le pareció que no se encontraba lo suficientemente limpia.
Estaba sucia, sucia, muy sucia, el hedor la mareaba... Salió a la calle y se fue a la compra. Llenó el carrito de un amplio surtido de jabones, geles de baño, cremas, detergente en polvo, detergente líquido, en pastillas, colonias, perfumes, esponjas, estropajos, de todas las marcas, olores, sabores, con alcohol, sin alcohol, PH neutro...
Llenó la bañera con todo ello y se sumergió lentamente durante horas, durante días, durante años, durante siglos...
Se frotó hasta quedarse en carne viva, se bebió el contenido de los frascos de suavizante, se emborrachó de colonia, esnifó el detergente en polvo...
lava más blanco,
lava más blanco,
lava más blanco!!
Pero ella, aún así, seguía sintiéndose sucia, muy sucia, a pesar de que ya ponía los ojos en blanco, y no tenía a nadie a quien pedir auxilio porque hasta su agenda estaba en blanco.
Ella misma se había quedado en blanco.
Miraba lánguida por la ventana y envidiaba a las palomas blancas. Salía a pasear y se enamoraba de las nubes blancas, de las rayas blancas de los pasos de cebra, de los merengues blancos que le saludaban desde los escaparates de las pastelerías, de los uniformes blancos de las enfermeras...
Y al caer la noche, su pesadilla sin mácula la torturaba... Las palomas blancas le arañaban los ojos, le arrancaban el pelo, las nubes blancas lloraban semen, manchando su vestido blanco. Las enfermeras, con sus batitas blancas, la empujaban con sus manos enfundadas en guantecitos blancos, y la tiraban al suelo, donde las rayas blancas de los pasos de cebra se volvían pegajosas como el merengue y le impedían levantarse.
Lava más blanco, mujer,
lava más blanco,
blanco nuclear (no daña los tejidos).
Las vecinas envidiarán su colada blanca, blanca, impecable, inmaculada. Ella era... un blanco perfecto (para los dardos de la locura).
Aún así, el olor putrefacto del sexo aún la perseguía. (sucia, estaba sucia, cubierta de abominable inmundicia) En un frenético arrebato suicida, corrió hacia el cuarto de baño, se recostó en la bañera, y con un trozo de cristal se abrió las venas. Pero de sus brazos no brotó sangre, sino burbujas, un inmenso río flotante de pompas de jabón.

El amor es un cuento.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

chino?
topten

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Dónde lo he leído yo antes? Es tuyo?
Muy crudo, pero a la vez extrañamente bonito (?).
Besos

Anónimo dijo...

me a fascinado l cuento de verdad..sige asi wapa¡¡

xian pang dijo...

te superas a ti misma. aveces saturas con los comentarios de doble sentido, pero me encanta!!!
porcierto, kisiera hacerte un encarguito,... si fuera posible, y comentar precios, esk me interesaria que hicieses un dibujo.
Cuidate mucho, me encantan tus creaciones, no dejes nunca de crear ni de exponer tus creacione.
ya me dices algo!
baci bella!!

Alexandra García Quintero dijo...

que solle de escrito... es una de las mejores letras que he visto en un blog.
me gustó mucho, muchísimo