viernes, diciembre 24, 2004

Heroínas pasivas, víctimas glamourosas


Los elementos de costura, como alfileres, agujas, hilares, como en el“Enanito saltarín”, y ruecas como en “La Bella Durmiente”, son habituales en los cuentos, y constituyen herramientas y símbolos que aparecen en los ritos de iniciación femenina de todo el mundo.
Hilar era la labor más absorbente que realizaban las mujeres, sobre todo en Francia, donde los textiles representaron la industria nacional. Se hilaba hasta en los orfanatos, en las cárceles, y hasta las prostitutas hilaban en sus horas libres. En el campo era una labor incesante.
Estas historias orales subidas de tono y de carácter truculento comparten varias cosas: el canibalismo, la escatología, la confusión de identidades y en encuentro en la cama con un enemigo peligroso. Los cuentos de Perrault también hacían especial hincapié en los aspectos morbosos, y estaban destinados principalmente a ilustrar la moral de la corte.
En “Barbazul”, la joven novia de un rico viudo descubre que se ha casado con un asesino en serie, cuando la deja sola en el castillo y le deja las llaves de todas las habitaciones incluida la de una a la que le prohibe entrar. Movida por la curiosidad, desobedece la orden y descubre un esqueleto y restos ensangrentados de sus anteriores esposas colgando de las paredes. Aterrorizada,deja caer la llave y una mancha de sangre indeleble la delata ante el marido, logrando salvarse de su furia gracias a sus hermanos.
La llegada del psicoanálisis trajo muchas interpretaciones de estos cuentos, sobre todo interpretaciones de carácter sexual, de mano de Erich Fromm y Bruno Bettelheim(“Psicoanálisis de los cuentos de hadas”) principalmente.
En los cuentos de hadas más populares, tanto la Bella Durmiente como Blancanieves viven una versión pasiva del rito de paso. Esperan encerradas en altas torres o dormidas,en un estado semejante a la muerte, a ser redimidas de la maldición , hasta que finalmente son rescatadas o resucitadas por un príncipe o figura masculina que las libera del sueño del sarcófago, de la barriga del lobo o del castillo encantado.
Hay que aclarar que los cuentos de hadas no son mitos. Los mitos tratan de lo sagrado, relatan y glorifican las hazañas del hombre y sus triunfos son macrocósmicos, mientras que los cuentos de hadas por lo general se centran en las mujeres y suponen un triunfo doméstico, macrocósmico. Hablan de la familia, de la moral, de crecer y hacerse viejo y de las relaciones entre los sexos. Conforman una ventana única a la contemplación de nuestras preocupaciones más profundas, y a nuestra idea de la identidad social y cultural. Un cuento de hadas tiene lugar fuera de la historia, en un pasado indeterminado.
Entrado el siglo XIX, las feministas se fijaron en el machismo que imperaba en estos cuentos. Mientras los jóvenes emprenden arriesgadas búsquedas y son recompensados con riquezas,a ellas les espera el matrimonio. Ella es amada por su hermosura y no pro otras cualidades, y para lograr el ansiado matrimonio habrá de pasar por humillantes pruebas. Las hermanastras de “Cenicienta”la obligan a vestir con harapos, tratándola como a una esclava del hogar entre la ceniza y la mugre. Los padres de “Rapónchigo”, o Rapunzel, la entregan a una vieja bruja que la encierra en una torre muchos años, torre a la que puede trepar gracias a sus largas trenzas, que más tarde cortará, despojándola así de parte de su encanto femenino, al descubrir que un príncipe la visita por las noches. La celosa madrastra de “Blancanieves” la obliga a marcharse al bosque donde se convierte en empleada de unos enanitos y, tras ser engañada y envenenada por la bruja, cae en un profundo sopor del que sólo despertará gracias al príncipe de turno. En “La muchacha sin manos”, un padre por error promete entregar a su hija a un malvado extraño, y se ve obligado a cortarle las manos y dejarla marchar, mutilada y vendada, para que recorra el mundo como una mendiga.
La sumisión de la heroína es su boleto más seguro para un final feliz,con campanas de boda y muchas perdices. Aunque la heroína es admirada por su belleza, realmente es premiada por su pasividad, en especial la de los Hermanos Grimm. El exilio, el aislamiento, los harapos y la sumisión no es lo peor que deben soportar las protagonistas, lo peor es que con frecuencia se nos ofrece una visión romántica de su asesinato. La excitación que siente el Barbazul de los Hermanos Grimm al contemplar los cadáveres de sus esposas roza la necrofilia. Y el príncipe de la Bella Durmiente cae arrodillado y extasiado ante su cuerpo comatoso. El maromo de Blancanieves propone a los enanos llevarse a la joven fallecida en su ataúd, dispuesto a compartir su vida con el hermoso cadáver.
Para las feministas estos cuentos, que hemos llevado en el estómago y el corazón durante toda nuestra vida como parte de nuestra verdadera identidad, crean en las niñas el sueños de convertirse en víctimas glamourosas.
Simone de Beauvoir escribió en “El segundo sexo”, que “todo un rebaño de heroínas delicadas, golpeadas, pasivas,heridas y humilladass, demuestra a su joven hermana el fascinante prestigio de la belleza martirizada, resignada.”
El fetiche de la mujer muerta, pasiva, como objeto erótico, ha estado siempre presente a lo largo de la historia del arte, alcanzando a las vanguardias. Mujeres vendadas, convalecientes, inmóviles, com las de Slocombe y Trevor Brown, que veremos más adelante, o las muñecas y maniquíes mancilladas o hipersexuadas maquinas de amar propias de los surrealistas, como Bellmer, o sometidas a una mirada más crítica e irónica como las de Cindy Shermann. Las muñecas se hallan en un terreno ambiguo que se encuentra entre la vida y la muerte, la realidad y la fantasía, y en su condición de criaturas inertes, susceptibles de procesos de manipulación y reinvención del cuerpo y sus múltiples posibilidades, han sido motivo de inspiración para multitud de artistas, y elemento fundamental para la creación de obras artísticas relativas a la re(o de)-construcción o perversión de la identidad y la sexualidad femeninas.



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2 comentarios:

drama queen dijo...

que razón tenia yasmina, me acaba de enviar a tu blog diciendome que escribias muy bien y diec toda la verdad.

te voy a agregar a blogs favoritos y voy a seguir leyendote habitualmente

un beset

Unknown dijo...

AnaElena:
a veces leo sobre perras que luchan contra Bernardas y pienso ahora después de leer tu post que las Caperucitas, Rapunzel se han hecho putas y danzan al son de las marcas, se follan a sus padres para joder a sus madres. ¿No estarán esas perras intentando recuperar los viejos cuentos de hadas censurados por las feministas re-asumiendo su identidad y jugando con ella con una mezcla de deseo y de rabia? Cuando leo tus cuentos de hadas postmodernos tengo esa sensación y cuando veo tus actuciones delirantes, tengo un atisbo de todo ello a la vez que un indescriptible deseo por poseer tu cuerpo y tu alma. Pero cuidado: os estais convirtiendo en unas criaturas sofisticadas, contradictorias e inalcanzables y hacéis pagar al hombre un precio demasiado alto. yo, también, a veces sangro: intento constuir mi identidad.
tuyo
SRO