Me han cerrado la cuenta de fotolog de / cacaculopedopis. Supuestamente por este cuento que escribí hace unos años, que les resultaría "inmoral" según sus estrictas normas. Estaremos por aquí
LA MUJER BURBUJA
La violaron repetidas veces, no recuerda cuantas, 10? 20? 30?, quizá 40, a la séptima perdió la cuenta.
Al llegar a casa lo primero que hizo fue ducharse para eliminar el olor a sexo que le hacía sentirse tan sucia. Y no se duchó una, sino 10, 20, 30, ó 40, a la séptima perdió la cuenta..., y también le pareció que no se encontraba lo suficientemente limpia.
Estaba sucia, sucia, muy sucia, el hedor la mareaba... Salió a la calle y se fue a la compra. Llenó el carrito de un amplio surtido de jabones, geles de baño, cremas, detergente en polvo, detergente líquido, en pastillas, colonias, perfumes, esponjas, estropajos, de todas las marcas, olores, sabores, con alcohol, sin alcohol, PH neutro...
Llenó la bañera con todo ello y se sumergió lentamente durante horas, durante días, durante años, durante siglos...
Se frotó hasta quedarse en carne viva, se bebió el contenido de los frascos de suavizante, se emborrachó de colonia, esnifó el detergente en polvo...
lava más blanco,
lava más blanco,
lava más blanco!!
Pero ella, aún así, seguía sintiéndose sucia, muy sucia, a pesar de que ya ponía los ojos en blanco, y no tenía a nadie a quien pedir auxilio porque hasta su agenda estaba en blanco.
Ella misma se había quedado en blanco.
Miraba lánguida por la ventana y envidiaba a las palomas blancas. Salía a pasear y se enamoraba de las nubes blancas, de las rayas blancas de los pasos de cebra, de los merengues blancos que le saludaban desde los escaparates de las pastelerías, de los uniformes blancos de las enfermeras...
Y al caer la noche, su pesadilla sin mácula la torturaba... Las palomas blancas le arañaban los ojos, le arrancaban el pelo, las nubes blancas lloraban semen, manchando su vestido blanco. Las enfermeras, con sus batitas blancas, la empujaban con sus manos enfundadas en guantecitos blancos, y la tiraban al suelo, donde las rayas blancas de los pasos de cebra se volvían pegajosas como el merengue y le impedían levantarse.
Lava más blanco, mujer,
lava más blanco,
blanco nuclear (no daña los tejidos).
Las vecinas envidiarán su colada blanca, blanca, impecable, inmaculada. Ella era... un blanco perfecto (para los dardos de la locura).
Aún así, el olor putrefacto del sexo aún la perseguía. (sucia, estaba sucia, cubierta de abominable inmundicia) En un frenético arrebato suicida, corrió hacia el cuarto de baño, se recostó en la bañera, y con un trozo de cristal se abrió las venas. Pero de sus brazos no brotó sangre, sino burbujas, un inmenso río flotante de pompas de jabón.
El amor es un cuento.
La mujer que yo quiero no necesita bañarse cada noche en agua bendita.
5 comentarios:
Pues, supuestamente, es una estupidez cerrar nada por un cuento como ese.
¿Que harían, supuestamente, con "el perro andaluz", Beuys, Duchamp, Boris Vian, Lautremont y tantos otros? :)
Valiente panda de flipaos :)
Mola el cuento, molan las pompas de jabón saliendo por sus venas :)
Nice :)
Yo sin su Fotolog no puedo vivir.
Escribes maravillosamente. Este relato me ha encantado, me enamora esa manera de componer una historia (será por admiración o porque soy una negá del tó para la "escribición").
Siento lo del fotolog! Es lo que tienen estas gentes...
Estupendo, lúcido, directo y escupiendo el suave tajo de las pompas de jabón. Gracias
Publicar un comentario