sábado, marzo 29, 2008

Le conociste en un bar


Aún así, pensaste que, pese a lo banal del momento, el lugar y las circunstancias, podría tratarse de alguien especial, ya que el alcohol es el embellecedor sexual por excelencia, actúa a modo de lubricante social y nos dota de un espeso velo que nos permite ignorar aquello que no queremos ver.
Creíste tener afinidades con él... pero en realidad sobraba con coincidir en dos o tres cosas para construir la historia de amor que creías merecer. Bastaban un par de canciones, acaso un libro...un país al que se desea viajar, una película. Eso es más que suficiente. Es cuestión de echarle ganas, imaginación, es cuestión de alimentar y engordar sus virtudes con el pienso adecuado, como quién ceba a las reses para devorarlas después. Es cuestión, sobre todo, de encontrarte desesperada y sola. Es cuestión de haber pasado una noche tras otra despertando con espantapájaros sin cerebro, leones sin valentía y hombres de hojalata sin corazón.


-¿Y vosotros?
-Nos conocimos en un bar.
- Comentas alegremente a tus amistades en la cena cuando os preguntan, acariciándole la mano por debajo de la mesa.

Tú y él:
Compartisteis varias resacas, y eso fue lo que definitivamente os hizo creer que erais indispensables el uno para el otro. Las resacas unen todavía más que las celebraciones. Se crean extraños vínculos afectivos que tienen su base en la vulnerabilidad y el desamparo.
Le podrías haber conocido en cualquier otro sitio y bajo cualquier otra circunstancia, que contenieran las connotaciones adecuadas, y alrededor de las cuales se hubiera vertebrado una relación con verdadero sentido para tí, que es lo que en el fondo buscabas.
Pero a veces el destino no te deja más opción, y víctima del vértigo del tiempo, deseosa de ser abarcada y abrazada con fuerza, temerosa de dispersarte y diluirte, construiste ladrillo a ladrillo una historia ficticia, la cual empeñas en despojar de todo resto de vulgaridad y carencias. Ignoras las goteras, las grietas en las paredes y el frío que se filtra por las rendijas de puertas y ventanas.

Vives engañada y feliz, semanas, meses, incluso años, hasta que un día se revela ante tí el espejismo, y al acercarte sedienta a beber del oasis, te encuentras con la boca llena de arena. El amor de tu vida es un completo desconocido.

No se de qué te extrañas, tonta. Al fin y al cabo, lo conociste en un bar.

Y yo esta noche me libero al fin de tí

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que cosas tan bonitas me dices ¿o no son bonitas? Se que esta basada en nuestra relación, aunque no me nombres.

En ocasiones pienso como es posible que alguien cree algo así. Supera a lo de Ortega, que has puesto en tu fotoblog

En fin, que te pediría que no cambies, pero aunque cambiaras seguirías siendo muy grande

Tu varón

E.V.D

Anónimo dijo...

"el alcohol es el embellecedor sexual" UN 10.

Lo Bueno es que yo hago todo lo contrario, me dedico a localizar y amplificar los defectos. Aunque el alcohol evidentemente ayuda.

Anónimo dijo...

¿Fumadores abstenerse? Y yo que me lo dejé hace un año... pero hoy estaba yo así con un noséqué que me subía y bajaba y me gritaba veteaporunpitoyahottia... y no cejaba, y lo intentaba reprimir pero, como que no, sabes, ya, esas cosas, que pasan, bueno, pues eso, que si la valenciana felatriz no nos va a aceptar más, digo, yo, digo, vamos, abundando en lo de antes, que mejor que como que y so sobre tras ante y casi que no, ¿vale?

:) Dary dijo...

Muy cierto.. duele pero muy cierto