¡Qué sabe nadie de las tristezas de nadie!
De las batallas diarias con mil piedras distintas a cuestas
y el desvelo en la noche con la almohada como único testigo.
Qué sabrá nadie de esas lágrimas a escondidas
-por pequeñas y secretas cosas-
que intentas ahogar con esforzado orgullo
hasta que las sientes, saladas y tibias, en la comisura de los labios.
Qué sabrán...
de las ausencias que ocupan un espacio inmenso,
de esos sueños que no fueron más que polvo cósmico
barrido en pos de victorias más prosaicas.
De los familiares enfermos con tez amarillenta y aliento a muerte,
de los niños que no nacen o parten antes de tiempo,
de las añoranzas, del 'quépudoserynofue',
de las carencias, las angustias y los pequeños dolores
(-ponme la mano aquí, Macorina-)
de todas aquellas personas que nos cruzamos en la calle
y en cada esquina y lugar.
¡Qué sabrán!
Y como nadie sabe, ni sabemos:
sé amable, por favor.
Sé amable siempre.
3 comentarios:
Es algo que siempre pienso, y vaya manera tienes para expresarlo. Siempre es grato leerte. Saludos de Lima. :)
Gracias por tu inspiración. He compartido tu poema y nombre en mi blog. Si me dejas, ahí se queda. Cuando puedas, échate un comentario. Me encantará leerlo :)
https://missbuenorules.wordpress.com/2017/01/13/la-loca-de-los-gatos/
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